El trato con el dinero es una de las tareas más difíciles de la vida adulta. Hay que crear y supervisar un presupuesto, asegurando que siempre haya lo suficiente para cubrir todos los gastos. Y, además, tener lo suficiente para divertirse y para hacer frente a las emergencias, que es un proceso complicado. Pero para quien tiene problemas de compulsión por las compras, o simplemente no es disciplinado con los números, reducir el consumo desenfrenado se vuelve un objetivo difícil, pero vital.
Después de todo, ese es un verdadero villano de los presupuestos, responsable de gran parte de los problemas económicos de las personas. La buena noticia es que es posible equilibrar las cuentas con pequeños cambios de hábitos, requiriendo apenas algún esfuerzo y un poco de ayuda.
Así que, si está pasando por dificultades o ya está con la cuenta en rojo, siga nuestros consejos contra el consumo desenfrenado. ¡Tome nota!
1. Sea fiel a su presupuesto
El primer paso para mantener los gastos al día es tomar nota de todos los gastos previstos para el mes, sumar todo y verificar los vencimientos. Cree una hoja de cálculo de Excel, un bloc de notas, un cuaderno o una agenda para ello. Y recuerde: lo importante es que esté todo anotado y bien claro.
Controle el tipo de gasto – como la cuenta del agua, la electricidad, seguros, alquiler, la comida – insertando el valor de cada uno, a lado. Sume todos los gastos y añada 10% o 20%, considerando pequeños gastos no previstos.
Con todos los números en las manos, usted tendrá un buen parámetro para evitar el consumo desenfrenado. Empeñese para no desviarse demasiado de ese presupuesto, especialmente si tiene un margen muy apretado.
2. Anote todo lo que ha gastado
Ahora que tiene un presupuesto planificado, el siguiente paso es sumar los gastos a medida que ocurren, siempre comprobando los números con su planeamiento. Al comparar este resultado a su facturación mensual, usted será capaz de notar si está en un caso de consumo desenfrenado. Y, por supuesto, tendrá una noción de qué gastos están demasiado altos y necesitan ser disminuidos o extinguidos.
Por ejemplo, sus gastos se pueden completar dentro del presupuesto, pero su cuenta sigue en números rojos. Esto es señal de que los pequeños gastos no previstos pueden ser un problema. Si usted no estaba tomando nota de todos sus gastos menores, como pequeños bocadillos y compras en paseos, es hora de mirarlos con más cuidado.
3. Utilice las tarjetas de crédito con conciencia
Para mantener un presupuesto equilibrado, hay que tener cuidado con las tarjetas de crédito. Pueden ser grandes aliados si se utiliza a conciencia – para servir como instrumento de control del gasto o para obtener beneficios tales como millas de viajero frecuente y descuentos, por ejemplo.
Por otro lado, cuando se utilizan sin control y planificación, pueden convertirse en la causa de los endeudamientos. Además, tener crédito siempre disponible es una tentación para quien no se puede contener a la hora de las compras. Para no exagerar ni tener problemas con deudas, organice bien la forma de usar la tarjeta de crédito y estipule límites y reglas para ello.
4. Ejercita la satisfacción en los pequeños gastos
Uno de los principales motivos para el consumo desenfrenado de varias personas es sentir que necesita gastar ese dinero para estar feliz o satisfecho. Esto implica cosas como comer fuera cada día, ir a fiestas cada semana, comprar varios zapatos, suscribirse a varias revistas – todo lo que no es necesario, pero que trae alguna alegría instantánea.
Sólo que, más tarde, al mirar su cuenta al final del mes, esa satisfacción de momento se convertirá en un dolor de cabeza. Por supuesto, no debe renunciar a toda la diversión en nombre de la preservación de su dinero. Si la vida no se aprovecha de vez en cuando, pronto verá su productividad disminuir y puede tener problemas de salud física e incluso mental.
En lugar de un consumo desenfrenado, busque algo simple. Edúquese para aprovechar formas más baratas de entretenimiento, como idas al museo, tardes de conversación con los amigos o cocinar en casa en lugar de ir a un restaurante, por ejemplo
5. Nunca deje de ahorrar
En medio de toda estas matemáticas, siempre debe incluir un fondo de reserva para el futuro. Lo ideal es separar al menos el 10% de su facturación y nunca moverse de esa cantidad, a menos que sea un caso de emergencia. Además de estar siempre seguro en caso de algún imprevisto, también puede darse el lujo de invertir.
Sin embargo, tenga cuidado, ya que muchas veces esa cantidad «extra» se utiliza como justificación para el consumo desenfrenado. Después de todo, ella es considerada como un dinero que está «sobrando». Pero claro que ese valor no va a sobrar para siempre, sobre todo si continúa gastando. Por lo tanto, no pierda su reserva de vista, aunque no tenga que recurrir a ella.
6. Evite la tentación
La palabra de orden aquí es disciplina. Para algunas personas, es muy difícil impedir pocas o muchas compras por impulso. Basta con pasar cerca de una tienda o ver un anuncio y es casi imposible de controlar las ganas de gastar en algo fuera de su planificación.
En ese caso, lo mejor que se puede hacer para evitar el consumo desenfrenado es pasar lejos de esos lugares u objetos de tentación.
¿Su problema es con la compra de ropa? Evite al máximo pasear por centros comerciales y ver anuncios, especialmente en las épocas de promoción. ¿Tiene la costumbre de comer siempre en el mismo restaurante caro cuando sale del trabajo? Intenta cambiar la ruta o evite mirar el lugar. Con el tiempo, el esfuerzo será menor y usted sentirá los beneficios de gastar menos con esas cosas.
7. Busque ayuda profesional cuando sea necesario
En algunos casos, el consumo desenfrenado puede ser signo de algo mayor, como:
- Ansiedad;
- Depresión;
- Problemas emocionales;
- Dramas familiares;
- Insatisfacciones personales y profesionales;
- Dificultad de raciocinio matemático;
- Problemas de disciplina, entre muchas otras cosas.
No es motivo de vergüenza tener cualquiera de estas cuestiones, pero usted necesitará ayuda. Los dos profesionales más buscados en estos casos son los psicólogos y los consultores financieros.
Aunque de formas diferentes, ambos cuentan con un entrenamiento adecuado para lidiar con personas que tienen problemas con el consumo. La terapia ayuda a tratar el lado emocional, mientras que el consultor puede orientar sobre las mejores prácticas para equilibrar el presupuesto y evitar más deudas.